martes, 10 de agosto de 2010

El celo de los Corzos.

Hola, amigos. Hoy el día amaneció conmigo en el monte. Subí a ver el celo de los Corzos. El celo de
éstos pequeños ungulados, es digno de ver. Los machos se ponen a ladrar. Persiguen a las hembras como locos. Si buscamos detenidamente en la espesura del bosque, podemos observar los llamados círculos de brujas, que no es otra cosa que la falta de hierba producida por la persecución del macho a la hembra, alrededor de los árboles. La hembra, en los primeros momentos, no se deja cubrir. Escapa con todas sus ganas. El macho la persigue velozmente. Son capaces incluso de pasarte al lado, ya que se ciegan de tal manera, que no ven mas allá de sus narices. Hasta que al final, llega la cópula.

Pues hoy localizé a una pareja en pleno apogeo. Disfruté de sus persecuciones, ladridos, etc... durante un buen rato. Pero justo el mejor momento me lo perdí. Se meten detras de un matorral, y se ponen a copular... De lo malo, pude verlos malamente con mis prismáticos...








Hembra de Corzo (Capreolus capreolus), vigilando al macho de ése territorio, que venía a por ella, ladrando con suavidad:











La misma hembra, buscando escapatoria...



Y aquí, el mencionado macho, corriendo como loco detrás de la hembra:

3 comentarios:

Lucia dijo...

Si que comenzaste bien el día;)

Iván Díaz Pallarés dijo...

Si tienes la oportunidad, y suerte, en Vega Urriellu puedes ver a los rebecos haciendo exactamente lo mismo, pero sin árboles que te tapen el panorama, impresiona velos bajar llambria abajo, ¡y nun paren aunque te pasen rozando!

Buena manera de empezar el día, sí señor.

José Ramón dijo...

Y luego que tú quieres intimidad, desde luego.
Enhorabuena por la observación.